miércoles, 10 de julio de 2013

Tejiendo Colores


Hoy me he sentado en mi balancín del tiempo!

Me he visto tejiendo la bufanda de la vida, aún sin terminar, y he contado y contemplado la cantidad de colores que tiene cada vuelta.

He desecho los nudos del hilo, pero cuando sigo estirando, aún vienen muchos más, los hay pequeños y enredosos, de esos que tienes que dedicar tiempo en deshacer, los hay medianos y fáciles de desenredar, de los que sólo necesitan un gran estirón y también grandes y complicados, de los que exigen paciencia y dedicación.

Me pregunto cuánto hilo necesitaré para tejer y cuántos nudos tendré que deshacer mientras esté tejiendo…

He observado los colores de las vueltas, van pasando de colores pastel, a colores grises y negros, y en el último trozo he podido encontrar colores intensos. El verde de los prados de la esperanza, el azul de la serenidad del mar, el marrón de las imponentes montañas, el blanco de la nieve inocente, los amarillos y naranjas, tonalidades del sol y la amistad, el rojo de la romántica puesta de sol y de mi corazón, y a veces en alguna vuelta… el color del dolor, la impotencia y la desesperación, una mezcla difícil de definir.

Quiero seguir tejiendo, y quiero seguir poniendo los colores intensos de la vida, los que me hacen falta para levantarme por las mañanas y decidir que será un día estupendo. Pero algún día mis dedos no me lo permiten, no puedo dar la vuelta al hilo para tejer, y eso me desespera. El dolor de huesos me hace volver al pasado, recordar cosas que prefiero olvidar, ponerme en tensión y pensar… ¿Y si la siguiente vuelta volviera a ser negra?

El balancín del tiempo, se sigue moviendo. A mi alrededor, hay gente, para mi gusto demasiada, que está tejiendo sus grises y negros, y me produce una gran pena y frustración, nadie debería tejer en esos colores, el aprendizaje debería ser violeta, rojo, naranja, amarillo, azul, verde…

Voy a seguir meciéndome, voy a intentar que esos nudos de hilo negro y gris que se resisten, sean hilos suaves, finos y de colores, de colores de la vida, de lo que todos tendríamos que intentar ver y vivir.

Dicen de mí que soy optimista y confiada, y seguramente es así, prefiero seguir desenredando hilo que hacer nudos, pensar que la gente es naranja en lugar de negra, y cuando alguien se empeñe en seguir enredando, cortar el hilo y cambiar de madeja.

Si tienes un hilo negro, cámbialo de color, si tienes un nudo que te aprieta, córtalo, si tienes una temporada de grises, ¡Lucha! ¡No hay nada imposible!

He tenido suerte de poder luchar, y conocer lo mejor de la gente, su cara amable, su sonrisa, su bondad,… me quedo con eso.

¡Gracias a todos los que siguen poniendo colores a mi vida! ¡Os Quiero!